Acerca del papel del Partido Comunista de Cuba en la sociedad
Los canales de la propaganda oficial cubana están haciendo una campaña por el Sí para que se apruebe la Constitución a como dé lugar. Algunos ya han decidido incluir los epítetos de siempre, contrarrevolucionarios, anti-cubanos, enemigos. No me voy a detener ni por un minuto a responder calumnias. Voy a analizar poco a poco y con profundidad, cada uno de los artículos por los cuales considero que esta Constitución debe ser rechazada.
Comenzaré con el Artículo 5, el cual dice que “el Partido Comunista de Cuba, único, martiano, fidelista, marxista y leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, sustentado en su carácter democrático y la permanente vinculación con el pueblo, es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”. Para mí es claro que el Partido Comunista de Cuba no es martiano. ¿Donde está la filosofía política de José Martí en el PCC? Ese empeño de volver a Martí comunista y al comunismo cubano, martiano, es una falsificación histórica y política. Martí quería construir una República democrática “con todos y para el bien de todos”. En 1884 le escribió al generalísimo Máximo Gómez: “un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”. Pero Cuba se gobierna como si fuera un campamento.
Por otra parte, ¿cuál es el carácter democrático en el que se funda el Partido Comunista? Todos sabemos que el PCC no es democrático. Sus estructuras de gobierno no son elegidas libremente. No existe democracia interna en este partido. El llamado “centralismo democrático” del que se habla desde los tiempos de la Revolución Bolchevique no es más que mucho centralismo y escasa democracia. Sería democrático si su dirección fuera elegida por mecanismos democráticos abiertos. Si existieran corrientes de pensamiento que debatieran entre sí. Pero todos sabemos que nada de eso existe al interior de ese partido. Finalmente, se nos quiere imponer la idea de que ese partido tiene el derecho histórico a dirigir la sociedad cubana, como su vanguardia. ¿Cómo puede ser vanguardia de una sociedad, un partido que se abroquela en el pasado y que no ofrece opciones de progreso a la sociedad a la cual, supuestamente, se debe?
Acerca de la irrevocabilidad del sistema socialista
Otra de las razones por las que considero que debe rechazarse el proyecto de Constitución de Cuba el próximo 24 de febrero es por el acápite incluido en el Artículo 4, según el cual, “el sistema socialista que refrenda esta Constitución, es irrevocable”. Sobre esto hay mucho que decir.
La primera cuestión radica en la absurda creencia de que existen sistemas políticos eternos. Esto demuestra la indigencia teórica de los redactores de esta Constitución. Se autoproclaman marxistas pero olvidan que una de las leyes de la dialéctica marxista reside en la “negación de la negación”. ¿Cómo puede llamarse marxista alguien que pretende que un sistema político es inamovible? Las sociedades cuando son soberanas, deciden su organización a partir de unos acuerdos que responden a una serie de condiciones históricas y cuando las condiciones cambian, se modifican las formas de organización social.
Ahora bien, imponer la irrevocabilidad del sistema “que refrenda esta Constitución” significa negar a las generaciones futuras su propia soberanía para decidir el sistema político que mejor puede responder a la etapa histórica que les corresponda vivir.
Otra cuestión es discutir si el sistema político que refrenda esa constitución es realmente socialista. Efectivamente, esta Constitución sigue los parámetros de organización de un sistema burocrático que se impuso en la URSS y que se replicó en aquellos países que se hicieron llamar socialistas porque en ellos gobernaba el Partido Comunista. ¿Es el único socialismo posible? Claramente no. El socialismo no debería renunciar a ser, en esencia, democrático, profundamente democrático. El socialismo burocrático no es más que la vulgarización del ideal socialista genuino.
En mi opinión, hacer irrevocable el sistema político “que refrenda esta Constitución” significa negar a la sociedad cubana su capacidad de autogestión, su soberanía, su empoderamiento para trazar su destino como Nación de una forma democrática, y por eso, esta Constitución debería ser rechazada.