Las segundas elecciones generales españolas en un año, más allá de escaños más o menos, nos dejan con las realidades siguientes: 1) la izquierda recibe más votos que la derecha y más escaños, 158 escaños frente a 151, 2) el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha perdido tres escaños frente a las elecciones de abril por lo que fracasa su intención de recibir un mayor respaldo al convocar nuevas elecciones pero sigue siendo la primera fuerza política del país, con un 28% de los votos y 120 escaños en el Congreso de Diputados y 95 senadores, 3) el Partido Popular (PP) ha remontado la debacle de abril y ha subido 22 escaños pero está muy lejos de sus mejores tiempos y emerge como la primera fuerza política de oposición , con 88 diputados, 4) la formación de ultraderecha, VOX ha sido la de mayor incremento de votos, pasando de 24 a 52 diputados, demostrando que la opción radical de derechas es muy fuerte en España y demuestra las inconsistencias de las opciones moderadas en un país que ha abandonado el bipartidismo, 5) Unidas Podemos continua su descenso, perdiendo 7 diputados y pasa de 42 a 35 diputados, 6) Ciudadanos ha sufrido una debacle, perdiendo 47 diputados y quedando solo con 10 y 7) los partidos nacionalistas han quedado fortalecidos: en el País Vasco el PNV queda con 7 escaños, ganando 1 y Bildu pasa de 4 a 5, mientras que en Cataluña se impone Esquerra Republicana de Catalunya (izquierda republicana independentista) aunque pasó de 15 a 13 diputados, Junts per Catalunya pasa de 7 a 8 y la CUP obtiene 2 escaños nuevos.
Ahora, es evidente que será necesario gobernar en coalición y las matemáticas suelen ser testarudas. Solo habría un gobierno estable si se formara una coalición PSOE-PP. Tendrían una mayoría clara, sin embargo, el líder del PP, Pablo Casado ha dicho que las políticas de ambos partidos son incompatibles, con lo cual parece bastante difícil un gobierno de coalición de los dos partidos más votados que están en antípodas políticas. Creo, además que un gobierno PSOE-PP no le conviene a ninguno de los dos.
Otra opción sería un acuerdo PSOE-Unidas Podemos y Más País. Unidas-Podemos y Más País parecieran ser las opciones de un gobierno de izquierda, sin embargo, no lo consiguieron en abril y no habría razón para pensar que lo lograran ahora, con menos diputados que hace seis meses. Una opción de izquierdas solo podría lograr formar un gobierno con el apoyo de los partidos nacionalistas. En Cataluña, los nacionalistas apuestan por la independencia, lo cual los excluye de una posibilidad de gobierno español. Mientras tanto, los votos del PNV y de Coalición Canaria (que no son de izquierdas) no alcanzan para reunir 176 diputados.
Así las cosas, una tercera opción sería un pacto de responsabilidad por España que permitiera formar un gobierno que, además de PSOE y PP incluya a Unidas Podemos y a Ciudadanos. Ese tipo de pacto, que sí sería una Gran Coalición, obligaría a negociar sobre los temas fundamentales del país. Obviamente, un gobierno de cuatro podría ser una opción utópica. Necesitaría demasiadas renuncias y demasiados egos contenidos y son los de los líderes de las cuatro formaciones políticas mencionadas.
Finalmente, un acuerdo PSOE-Unidas Podemos-Ciudadanos-Más País-PNV-Coalición Canaria daría la cifra anhelada de 176 escaños, pero no siempre matemática y política van de la mano.
VOX queda muy bien plantado para elecciones futuras y de forma clara se posiciona como la alternativa a los “pogres” como el mismo Abascal les llama despectivamente a quienes buscan construir un Estado de Bienestar. No sería extraño que su visión radical sea la que se imponga desde el lado de la derecha en el futuro.
En resumen, la gobernabilidad de España queda más difícil que en las pasadas elecciones y el tiempo va contra las opciones moderadas y democráticas y muy a favor de los extremismos de uno y otro lado del espectro político español.
Imagen tomada del periódico Vanguardia.